UN ROBO CONFUSO.

Una noche de otoño, una mujer hacía su valija para irse de viaje la mañana siguiente a otra ciudad, ya que, su padre había sido asesinado y realizarían el entierro. Antes de irse, guardó sus joyas muy bien, porque no sabía cuándo volvería y quería quedarse con la tranquilidad de que estén a salvo. Dichas joyas, ya habían querido robarlas en otra ocasión y no pudieron.

Al día siguiente, la mujer antes de irse con sus maletas, le pidió al vecino que conocía hacía muchos años que por favor le diera de comer a su gato, ya que tenía que viajar de imprevisto; su vecino de inmediato le dijo que por supuesto podía contar con su apoyo, y le preguntó cuando volvería, la mujer solamente contestó que no lo tenía muy claro, pero que no iba a ser más de una semana.

Tomó sus maletas y se subió a un taxi que la esperaba en la puerta para llevarla al aeropuerto. Pasó unos días muy tristes con su familia, y cuando regresó a casa, se reencontró con su mascota y de inmediato fue a saludar al vecino, avisarle que volvió y a darle las gracias. Le pareció extraño que nadie atendiera la puerta después de haber estado varios minutos llamando. Volvió a su casa a desempacar y poner en su lugar las joyas, pero para su sorpresa no estaban en la caja fuerte.

Rápidamente fue a ver las cámaras de seguridad, y notó que un hombre entró a robar en su casa, pero no habían movido nada de lugar, simplemente fueron hacia donde estabas sus alhajas. No tuvo más remedio que contratar a un detective para saber qué pasó, quién fue, y poder recuperar sus cosas.

Luego de pocos días de investigación, el detective comprobó que quién había tramado todo fue otro vecino, quién escuchó la conversación cuando paseaba a su perro por el barrio, escuchó a la mujer pidiéndole ayuda al hombre de abajo de su casa. El ladrón pensó que sospecharían de él porque fue quién se había quedado a cargo de las llaves de la casa. Además de robar las joyas, fue quién había matado al pobre vecino que quería ayudar a la mujer, por esta razón cuando ella regresó a darle las gracias éste no atendía, porque estaba muerto.

Gracias al detective se pudo comprobar todo y el ladrón y asesino quedó tras las rejas.

La mujer se sintió muy mal con el asesinato y se fue de la ciudad, a una más segura.

Jacqueline Duré

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